La cultura de feedback en las organizaciones.
Si sigues estas sencillas y potentes recomendaciones, podrás recuperar el sentido de una buena conversación. Antesala directa para que seas un líder con gran capacidad para dar feedback… y recibirlo.
1.- Escucha, escucha de verdad.
Escuchar es dejar que la conversación tenga su propia naturaleza, su discurrir sin querer llevarla a un lugar concreto. Los líderes más efectivos se caracterizan por su alta capacidad para la escucha. Por eso, las personas que escuchan “de verdad”, por lo común, son personas que nos resultan especiales, avanzadas, evolucionadas.
2.- En una conversación con alguien, no seas multitareas.
Como dice Otto Scharmer, la multitarea no existe, lo que existe es la merma en la capacidad de atención. Cuando converses con alguien, préstale toda tu atención, con todo tu ser. No toques el móvil, ni mires al PC, ni tengas a mano la tablet. Un ojo en la persona y otro en el móvil es desconexión. No hay nada más desalentador y que hunda más una conversación.
![Tensed man covering ears with hands with his eyes closed](https://zinkintalent.es/wp-content/uploads/2020/07/sin_oir-scaled.jpg)
3.- No te apegues a tus “verdades”.
Si lo que quiero es tener una buena conversación, debo echarme a un lado, apartarme y dejar espacio al otro. He de vivir cada conversación como si fuera a aprender algo del otro. Si soy capaz de sentir eso, quien me hable estará más dispuesto a abrir su corazón. Un tesoro.
4.- Pregunta, pregunta, pregunta.
Rudyard Kipling nos ofrece esta perla de sabiduría: “Seis honestos servidores me enseñaron cuanto sé: qué, quién, cómo, dónde, cuándo y por qué”. Dale a tu interlocutor la oportunidad de su descripción, de su relato, de su experiencia. No busques respuestas de sí, no, blanco o negro. Eso cierra las conversaciones en un punto muerto. Las preguntas abiertas facilitan la reflexión, la búsqueda interior, el tomarse tiempo para responder. Otro tesoro impagable.
5.- Una paradoja: Tu vulnerabilidad es tu mayor fortaleza.
Estamos tan empeñados en no mostrar nuestra vulnerabilidad que confundimos nuestra vulnerabilidad con nuestra fortaleza. Pocas cosas hay que resientan más que nos vean queriendo ocultar nuestra ignorancia en cualquier tema. Si no sé, digo que no sé. Eso es auténtico, rico y empoderador. No estamos en una conversación para demostrar nada sino para aprender y descubrir.
6.- Presencia, presencia, presencia.
Es inevitable que nos vengan pensamientos y distracciones a nuestra mente. No pasa nada, pero toma consciencia de ello, hazlo presente y déjalo ir. La autoconsciencia es un rasgo avanzado del liderazgo. Lo que quiere tu interlocutor es sentirse escuchado. Concédeselo. Piensa en cómo estarías si te sintieras escuchado.
7.- Es su historia, no la tuya.
Si alguien nos habla de un conflicto en el trabajo; por favor, no le hablemos de nuestro conflicto en una situación que solo yo juzgo de similar. Si me hablan de una decepción no le traigamos a la conversación una decepción anterior que me enseñó mucho. No es lo mismo. Nunca es lo mismo. Cada experiencia es única, la mía, la tuya, la de él, la de ella. No estamos en la conversación para demostrar nada, estamos para escuchar y compartir.
8.- Muestra curiosidad y recupera el asombro.
Todos y cada uno de nosotros tenemos algo sorprendente, único y oculto en sí. Y es nuestra responsabilidad, y nuestro deleite, explorarlo y descubrirlo a través de la curiosidad. Mantengamos nuestra mente abierta y démonos permiso para asombrarnos.
Estas recomendaciones, de fácil lectura y sencilla ejecución, nos permitirán hacer de cualquier conversación una oportunidad de encuentro y desarrollo. Esta es la antesala para una cultura de feedback, la más poderosa herramienta de desarrollo. En una sociedad post-industrial, compleja, volátil, incierta, las personas y el conocimiento marcan la diferencia en las organizaciones. Y las personas necesitan de tu feedback, del mismo modo que tú necesitas el feedback de los demás.
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